Miguel Hernández fue un poeta que nació en Orihuela. Sus primeros poemas son obras sencillas que tratan temas de la naturaleza (de la huerta donde vivía, básicamente) vista ésta desde una perspectiva sencilla e íntima. En su obra ya de madurez, El rayo que no cesa, se aprecian ya los toques estilísticos de las vanguardias de principios de siglo, como el surrealismo. El tema principal de este poemario es el de un amor no correspondido, manifestado mediante la metáfora de un rayo que no cesa. En otra obra importante, Perito en lunas, nos muestra Hernández la gran influencia de Góngora que posee tanto él como los demás poetas de la generación del 27. Metáforas e imágenes rebuscadas, sintaxis compleja y una serie de recursos que dotan a la composición de un aire barroco, gongorino.
Posteriormente, cuando comenzó la Guerra Civil, Miguel Hernández comenzó a componer poesía de carácter social destinada a alentar al bando republicano en la lucha. Es poesía comprometida, podría decirse, cargada de una fuerte crítica social. Vemos, por tanto, que el elemento ideológico predomina ahora sobre el puramente artístico. Sus dos grandes obras de este periodo son Viento del pueblo y El hombre acecha. Ya, al final de su vida (pues es encarcelado y muere joven de una enfermedad que contrajo en la cárcel) escribe un poemario tan terrible como conmovedor: Cancionero y romancero de ausencias. En este poemario, el rasgo principal es el profundo dolor que siente por la ausencia de su mujer y su hijo y por la prematura muerte de éste. Miguel murió cuando su poesía comenzaba a tener un verdadero tono personal, desligado de tradiciones e influencias.
Aquí dejo un enlace donde Francisco Gomis (Francisco Javier Trovador) recita uno de sus poemas:
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